Originalmente publicado en elblog.com, 22 de noviembre 2013
Hay quienes buscan ondear la bandera de ser la Nueva Derecha, pero me pregunto yo, ¿cómo se puede construir una nueva derecha con viejos lobos? La verdadera Nueva Derecha es la que debemos construir los jóvenes liberales que no mantenemos ataduras emocionales y mentales al pasado. Jóvenes idealistas, sin colas pateadas, quienes mantenemos la convicción que la política en nuestro país debe hacerse de una manera diferente.
Grandes segmentos de nuestra población están francamente hartos de la forma que la política se maneja en nuestro país. Están cansados de las propuestas políticas tradicionales, están asqueados con la clase política que tenemos y están sumamente decepcionados con las opciones electorales que se nos presentan. Es un sentir que trasciende la apatía, generando un verdadero rechazo y un hambre por algo que venga a sacudir el status quo.
Es una situación peligrosa, pues en estas justificadas ansiedades por el cambio, las pasiones pueden cegar la razón, y esto abre las puertas a políticos populistas y astutos, verdaderos camaleones políticos, que saben pintarse la cara para reflejar los deseos ciudadanos. Esto no ha tardado en suceder. Pero debemos tener un gran cuidado. Un lobo vestido de oveja sigue siendo lobo. No se vale reclamar ignorancia para lavarse las manos. No podemos permitir que los arquitectos de nuestro triste presente político edifiquen los cimientos del futuro. Debemos buscar verdaderos cambios en la política, y no dejarnos llevar por nuevos discursos desde los mismos podios podridos.
La razón de la fragmentación de la derecha es la falta de un verdadero proyecto ideológico. Cuando se pierden las ideas y los principios, lo único que queda es la frenética caza por los huesos del poder, y cuando entre varios se disputan la “legitima herencia” de dicho poder, cada quien coge por su lado. El pragmatismo político no es una visión, es una fachada, es la búsqueda del poder por el poder mismo, y no la búsqueda de servir y hacer prosperar a su pueblo. Una verdadera Nueva Derecha debe recuperar los principios liberales y la filosofía que fundamenta la visión de una sociedad libre y prospera.
La verdadera Nueva Derecha es la que debemos construir los jóvenes liberales que no mantenemos ataduras emocionales y mentales al pasado. Jóvenes idealistas, sin colas pateadas, quienes mantenemos la convicción que la política en nuestro país debe hacerse de una manera diferente. Pero para construir esta nueva visión y edificar una nueva opción política debemos estar dispuestos a salir de los salones. Debemos aprender a llevar nuestras ideas al terreno. Debemos aprender a contrarrestar el populismo y el pragmatismo con la fuerza de nuestras ideas. No permitamos que lobos vestidos de oveja secuestren nuestro futuro.
Hemos dedicado nuestra juventud al conocimiento. Hoy es tiempo de aplicarlo.