“Un trabajador que depende del gobierno para su retiro será más obediente y servil ante las autoridades de ese mismo gobierno.”
José Piñera nos describe con estas palabras el pensamiento de Otto von Bismarck, primer Canciller de Alemania entre 1871 y 1890, padre del Estado Benefactor y arquitecto del primer sistema público de pensiones. Se sorprenderán muchos que el Estado Benefactor, y específicamente el sistema público de pensiones, no fue creado con el propósito de beneficiar al pueblo, si no con la intención de controlarlo.
Siendo que su intención nunca fue beneficiar a los trabajadores, sino controlarlos, no nos debería sorprender que el sistema de reparto, modalidad de los sistemas públicos de pensiones, nunca fue el adecuado para resolver la necesidad de contar con ahorros suficientes para poder vivir dignamente en la vejez. A continuación detallo solo algunos de los problemas con los sistemas públicos de reparto.
- El dinero que se le descuenta al trabajador no representa un ahorro hacia su futuro, sino que es utilizado para pagarle a los pensionados actuales y para uso discrecional del gobierno.
- El contribuyente actual no tiene ninguna garantía que cuando se retire el gobierno tendrá la capacidad de devolverle su dinero, ya que dependerá de la salud fiscal del gobierno de turno.
- Los políticos y gobernantes tienen poco interés en el futuro lejano. No ven mucho más allá de las próximas elecciones. Por esta razón tienen un incentivo peligroso de hacer uso de los fondos de los contribuyentes para pensiones en proyectos con fines electorales, poniendo en riesgo la capacidad del estado de pagar pensiones a futuro.
De hecho, muchísimos países han entrado en severas crisis financieras exactamente por estas razones. El uso irresponsable de las contribuciones al sistema público de pensiones por parte de los gobiernos de turno, torna insostenibles las finanzas públicas y llevan a sus países a la quiebra. No solo es un uso irresponsable de fondos públicos, es un uso fraudulento. Un fraude donde la victima siempre es el trabajador.
Como respuesta a esta situación surgieron los fondos privados de pensiones. Estos fondos de pensiones representan un ahorro del trabajador, que es propiedad y derecho de dicho individuo, y el cual ni el gobierno, ni nadie más, deberían poder tocar, manipular, ni mucho menos apropiarse de él. En este sentido, se parecen mucho más a una cuenta de ahorro personal que al sistema público de pensiones. Con estos fondos, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP’s) realizan inversiones con el fin de generar rentabilidad para los cotizantes.
El gran problema en El Salvador es que el gobierno, que ya no tenía en sus manos los fondos de pensiones para usar a su antojo, decidieron obligar a las AFP’s a financiarles sus proyectos, con una tasa de interés muy por debajo de la que se puede conseguir con otras inversiones. En otras palabras, los cotizantes estamos subsidiando los proyectos del gobierno. Nos están robando los intereses que deberíamos estar ganando y ahorrando para nuestro retiro. No hay otra forma de decirlo.
Recientemente el tema de las pensiones se ha empezado a discutir públicamente, haciendo referencia a la necesidad de reformar el sistema para evitar una crisis, pero debemos entender exactamente cuáles son los problemas reales para no caer en manipulaciones políticas. El problema más inminente no tiene que ver con las AFP’s, sino con los pensionados públicos, aquellos que nunca pasaron del sistema público al sistema privado, y a quienes el estado aún debe pagarles una pensión.
El problema real en este caso es que por la irresponsabilidad fiscal de los gobiernos de turno, el estado no tiene como pagarles a estas personas. Estas personas pasaron cotizando todas sus vidas al sistema público, y hoy son víctima de los vicios que este sistema esconde. Pero tenemos que entender que este problema es muy aparte de las AFP’s. El problema de las AFP’s es que el gobierno se financia de ellas, limitando severamente la rentabilidad que estas pueden producir para sus cotizantes.
Pero, claro, hay políticos que estuvieran bien contentos si pudieran meter sus manos en los ahorros de los trabajadores para solucionar los problemas financieros que ellos mismos han creado. Esto no lo podemos permitir.
Los fondos en las AFP’s son nuestros ahorros. Ese dinero nos pertenece a cada uno de los cotizantes. Debemos exigir que el gobierno se deje de financiar de las AFP’s, robándonos así el valor de nuestros ahorros, y no podemos permitir que los políticos manipulen el sistema para hacer uso discrecional e irresponsable de nuestro dinero.
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