Cuando la justicia debe ser negociada, no hay términos que se puedan lograr más que una profundización de las injusticias que impone la política a la ciudadanía. «Negociar» al Fiscal General de la República con fines políticos es ejemplo claro de esto.
Parece que uno de los puntos más difíciles de las negociaciones en Casa Presidencial, estando en la mesa sin estarlo (o por decirlo, estando debajo de la mesa), fue la elección del Fiscal General de la República. La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional el nombramiento de Astor Escalante por la alianza entre FMLN, GANA, CN y PES en la legislatura anterior, por lo cual esta nueva legislatura debe nombrar al fiscal que sustituya a Barahona.
Se escucha que FMLN-GANA-CN-PES quieren asegurarse de tener un Fiscal que haga ojo pacho a los abusos cometidos en este y el anterior gobierno, y a aquellos que pareciera que se cometerán para financiar las campañas políticas venideras, así como la serie de sinvergüenzadas que notorios personajes de estos partidos parecen considerar un estilo de vida aceptable.
Por el otro lado, se rumora que ARENA busca un Fiscal afín con el propósito de bloquear una candidatura de Tony Saca a través de amenazas de «investigar» ciertos actos de su administración si se lanzara. Muy conveniente ya que pareciera que las encuestas le ponen difícil la elección a Norman si se enfrenta a Tony.
No me mal interpreten. Es deber y obligación de cualquier Fiscal investigar a profundidad cualquier indicio de corrupción o abuso de poder dado en cualquier administración, bajo las facultades que le otorga la ley. El problema no es que se investigue, ya que eso se debe hacer. El problema es que se negocie si habrá investigación o no. El problema es que el propósito de la negociación sean propósitos políticos, y no la defensa de los legítimos derechos ciudadanos y la institucionalidad. El problema es que al negociar la justicia, lo único que verdaderamente se negocia es el grado de injusticia a implementar. Y los ciudadanos somos los que sufrimos las consecuencias.
¿Serán ciertas estas aseveraciones? Con toda honestidad, no lo se. Pero lo que si es obvio es que ha habido un manejo político de estos y otros temas. Sean estos u otros los términos de la negociación, lo que se está negociando está siendo planteado por beneficio político de cada bando, y no por una auténtica preocupación por los derechos y el futuro de la ciudadanía.
Ya no podemos seguir siendo espectadores críticos de estos procesos, pues así como nos llevan, nuestro futuro se nos está quedando corto. Más que nunca es momento de dar un paso hacía la participación directa para encontrar la forma de desplazar a aquellos para quienes esta forma de hacer política se ha vuelta más que un hábito, un estilo de vida.