La polarización partidaria nos ha contagiado con algo muy similar al Síndrome de Estocolmo.
El Síndrome de Estocolmo es una reacción psíquica en la cual la víctima de un secuestro desarrolla una relación de complicidad con quien la ha secuestrado. (http://bit.ly/RT6VcV)
El equivalente político de esta condición psicológica la podemos ver claramente entre todos nosotros. Todos reconocemos el mal estado en el que está el país. Sufrimos las consecuencias de malas políticas públicas, de la corrupción, de los abusos de poder y de la falta de un auténtico interés de la clase política por asegurar la seguridad y proteger los derechos de la ciudadanía. Reconocemos que las cúpulas partidarias son controladas por individuos que defienden intereses ajenos a la ciudadanía y que la función pública en el país ha sido secuestrada por ellos.
Todo esto lo vemos, lo reconocemos y lo criticamos, pero a la hora de calentarse las campañas electorales, salimos a la calle con banderas y marchas apoyando a esta misma gente, que ha abusado de su poder y derrochado nuestro dinero, y a los candidatos que ellos mismos han impuesto.
Los políticos tradicionales han secuestrado nuestro país y nuestro futuro. Esta realidad está clara ante nuestros ojos, pero a la hora de las horas, la polarización política nos cega en una especie de Síndrome de Estocolmo, y terminamos apoyando a más de lo mismo, porque, ni modo, mejor este que el otro, y no tenemos ninguna otra opción.
Rehúso aceptar que no hay otra opción. No es fácil, pero hay que construirlas si queremos dejar de apoyar a aquellos mismos que nos utilizan. Cada quien, desde nuestras trincheras respectivas, debemos construir y apoyar las nuevas opciones políticas que logren romper los esquemas y paradigmas de la política tradicional.
Personalmente estoy imbuido en los problemas de una pequeña empresa que tenemos con mi esposa, pero algo de tiempo «hago» para desahogar la frustración que se siente permanentemente, con los políticos, mas no con la vida. Ese Síndrome de Estocolmo que señala viene de siempre y va para largo porque acá los que opinamos en las redes estamos muy, pero muy lejos, de la praxis. Este día escuché a una Jueza de nuestro país, que dice ser fundadora del FMLN, y que hoy se siente avergonzada de la cúpula de este partido. De la misma manera se quejan de ARENA muchos areneros, del ex Presidente Saca, del PES y de Concertación muchos de sus seguidores. Y entonces…si hay consenso…qué estamos haciendo detrás de un teclado?
Antes que nada, el hecho de tomar los riesgos, asumir los sacrificios y dedicar el esfuerzo que requiere sacar adelante una empresa ya en sí es estar haciendo mucho por el país. Igualmente yo le dedico la mayor parte de mi tiempo a tratar de hacer salir adelante la empresa de mi familia. El país se sostiene del trabajo de todos los emprendedores que a través de su trabajo generan los empleos, los productos y los servicios de los cuales dependen los salvadoreños.
A los políticos les encanta atacar o halagar a los grandes empresarios, mientras los que no llegamos a ser «grandes» nos vemos enfrentados a aguantar condiciones bien desfavorables para nuestros negocios, cuando lo que queremos es que se nos permita el derecho de sacar adelante a nuestras familias, nuestra comunidad y nuestro país.
Con el poco tiempo que queda ante ese esfuerzo, se trata de hacer lo que se puede. El difundir ideas y formar opinión a través del debate, de las discusión y de la critica informada es un paso importante.
Igualmente hay que buscar las opciones de participación política adonde se pueda empezar a ganar terreno. En eso estamos ahorita, con un plan en el horno que espero pueda empezar a agarrar forma muy pronto.
Saludos!