Una de las lecciones que deja más clara esta elección es el deseo de los salvadoreños de ver una política diferente. Donde los partidos políticos, unos más y otros menos, apostaron por la renovación, fue donde mayor éxito tuvieron. Parte de esto son las «caras nuevas,» pero no se limita a esto. Los ciudadanos en esta elección respondieron donde los partidos o candidatos mostraron la voluntad de hacer las cosas diferentes a como se han hecho en el pasado. Quien no aprenda esta lección, tendrá poco éxito en el futuro.
La realidad es que ante los ojos de la ciudadanía, la política está desprestigiada. Este fenómeno no se trata necesariamente de las personas, pero sí de los resultados. La gente está cansada de promesas incumplidas. En un país que lleva años en decadencia, la población está cansada de las fantasías mediáticas de gobiernos y funcionarios que no han tenido la capacidad de solucionar los problemas que enfrentan. Más de lo mismo ya no bastará. Los ciudadanos entienden que los problemas de siempre no se solucionarán con la política de ayer.
El proceso de renovación política nacional requiere de la incorporación de nuevos actores a los procesos políticos. Pero este relevo no puede ser de forma absoluta e inmediata. La transferencia de conocimiento y experiencia desde los mejores elementos de la política a los nuevos elementos de la política toma tiempo. El relevo político debe ser un constante, no un solo corte de una elección a la otra. Por esta razón el proceso de renovación requiere de más que solo caras nuevas.
También se requiere de ideas y visiones diferentes. Nuevas soluciones a los problemas de siempre. Mentes abiertas, sin los contaminantes del pasado, que puedan trascender los conflictos que aún nos dividen y construir consensos que verdaderamente promuevan la paz social, el crecimiento incluyente y una cultura emprendedora. Pero las ideas, sin la capacidad de ejecutarlas, no son más que buenas intenciones. Por esta razón, se necesita también de más que buenas ideas.
La renovación debe ser un proceso constante, y para lograrlo necesitamos exactamente eso, procesos que promuevan la renovación. Los partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil y otros actores políticos deben institucionalizar procesos de renovación y relevo para construir y preparar a las generaciones del futuro, que deben empezar a desarrollarse y contribuir hoy. No es suficiente maquillarse con algunas caras nuevas o escribir ideas atractivas en papel. Deben ser procesos sólidos que aseguren esa oxigenación constante necesaria para modernizar su pensamiento, decisiones y actuar.
El proceso de renovación debe continuar. A penas toma sus primeros pasos, pero en esta elección ha dejado resultados claros. Quienes quieran un futuro político, deben abrazar y promover este proceso, que reitero, no se trata solo de caras nuevas, ni siquiera solo de ideas nuevas, sino de la institucionalización de procesos de relevo y de la transferencia de conocimiento y experiencia a los nuevos actores. Este es el camino de éxito para los partidos políticos, pero más importante, es el camino del éxito para nuestro país.
por favor no permitan que Zamora deje Arena.